Star Wars Celebration, la afición como un (duro) trabajo
Crónica agotada de una experiencia que requiere un compromiso absoluto con la Fuerza (y exprimir los límites de tu tarjeta de crédito). Porque hacer colas también es movilidad :-)
Entre el 7 y el 10 de abril se celebró en Londres la Star Wars Celebration. En ella se anunciaron tres nuevas películas de acción real que dirigirán James Mangold, Dave Filoni y Sharmeen Obaid Chinoi, el regreso de Daisy Ridley como Rey en una película que transcurrirá tras los eventos de la tercera trilogía, un trailer oficial de Ashoka, una nueva cronología galáctica que nos hace pensar que le hincarán el diente a la Antigua República, la presencia en la serie de Rosario Dawson de Mary Elizabeth Winstead como Syndulla, el carismático personaje de Rebels, y nuevos detalles de The Acolyte, que será una mezcla entre Frozen y Kill Bill, y de Skeleton Crew, los Goonies de una galaxia muy, muy lejana. También han presentado el tráiler final del juego Jedi Survivor, que se estrena el 28 de abril, y mi mujer sueña más que nunca con ver a Cal Kestis en una futura película de imagen real.
No sé todas estas cosas porque me pasase todo el fin de semana en Londres (que estuve), o porque no tuviera entradas para la Star Wars Celebration (las tenía). Las sé porque me iba enterando de las noticias a través de Internet con mi santa, cuando la cobertura nos lo permitía, desde alguna cola. Y porque después ella ha visto gratis por Internet los vídeos de los anuncios mientras yo me quedaba con las ideas principales leyendo medios especializados. En la feria, propiamente dicha, no nos enteramos de gran cosa.
La tesis fundamental de este artículo no es que la Star Wars Celebration sea un evento multimillonario bastante mal planificado que se aprovecha del gigantesco apetito y pasión que despierta entre millones de personas de todo el mundo. Lo que voy a intentar hacer, además, es convenceros de que no os acerquéis nunca a ella a menos que tengáis un compromiso absoluto con la franquicia de Disney, hasta el punto de que os convirtáis prácticamente en profesionales de la cuestión.
La Star Wars Celebration (en adelante SWC), para ser disfrutada plenamente y justificar el precio de la entrada, debe ser una de las partes más importantes de vuestras vidas durante los meses previos y los días que dura. No es un lugar para gente cuyo interés en Star Wars sea ocasional. No es un salón del cómic en el que cosas como saludar a un autor o ver una ponencia justifiquen el viaje. Es un todo o nada de lo friki y la prueba definitiva de que no se puede conciliar un fenómeno de masas con una feria para las mismas. El Star Wars Celebration es un embudo por el que sólo pueden pasar los frikis más imbuídos de la Fuerza, siempre que la Fuerza consista en tiempo, dedicación y ausencia de niños.
El precio a pagar
Pero empecemos por el principio, y es comprender que el precio a pagar empieza apenas por el dinero. Las entradas se compran con meses de antelación. Las de este año se vendieron a finales de junio. Y digo “se vendieron” porque las más interesantes para el verdadero fan, las entradas de cuatro días y las entradas de Maestro Jedi, se agotaron en cuestión de minutos. Y tiene sentido. Las de cuatro días costaban 160 libras, mientras que las de niños costaban 61 libras. Mientras, las de un día costaban 65 libras, por 33 libras de las infantiles. Con ir dos días y un rato ya te sale rentable.
Por su parte, las entradas Jedi Master te pegan un rejón de 795 libras. Pero es fácil argumentar que tienen ventajas: entras en todos los paneles, antes al evento tienes acceso anticipado a la tienda, te adelantas para conseguir entradas, fotos y autógrafos (lo que no implica que no haya que pagar por ellos aparte) y te regalan cositas. No critico todo esto. Si miles de personas quieren hacer lo mismo, el dinero es una forma como otra cualquiera de discriminar. Incluso la más frecuente. Luego ya puedes quejarte de que a ti te gustaba Obi Wan cuando tocaba en locales pequeños.
Una vez que compras las entradas, tienes que asumir algunos riesgos. El primero es que no te lleguen si las compras desde el extranjero. Nosotros volábamos un jueves y nos llegaron el martes. También, que no sabes cuánto vas a pagar por aduanas si has comprado algo de merchandising o que te gastas el dinero sin saber quién asistirá. No tienes garantías de nada. Si compras las entradas sólo para un día, puede ser el día en el que no vaya ninguno de tus actores favoritos. En realidad, no es tan importante, porque aunque vayan no es tan fácil verlos a menos que pagues por una foto (entre 120 y 400 lereles) o ¡te toque la lotería para ir a uno de los paneles! Lo que me lleva a uno de los puntos más interesantes de todo esto: las loterías.
Los niños de San Mandofonso
Si no tienes la entrada de Jedi Master, para ir a los paneles tiene que tocarte la lotería. Para comprar en la tienda oficial tiene que tocarte la lotería. Para comprar Funkos en la tienda oficial, tiene que tocarte la lotería. Y para que te toquen todas estas loterías tienes que estar meses antes del evento atento a cada correo electrónico para participar, a ver si hay suerte. De hecho, te puede tocar la lotería a tus hijos Y NO A TI. El proceso es extremadamente complejo si gestionas tú a un grupo de gente. La única alternativa a todo esto consiste en hacer colas por chicuela. Sin contar las colas para comer, para beber o para ir al baño...
En los medios especializados te dan consejos sobre cómo sobrevivir a la experiencia y una de las cosas que te proponen es que ¡disfrutes de las colas! Qué lugar asombroso para hacer amigos entre gente dispuesta a someterse a lo mismo que tú y disfrazarse de lo mismo que tú. Tiene todo el sentido y, al mismo tiempo, es extraordinariamente difícil de entender para quienes no somos capaces de establecer ese nivel de compromiso.
Es importante entender que este evento sirve para vender cosas como figuritas de Darth Vader de Lladró por 3.000€, y para sentirte afortunado si has conseguido quedarte con una. Artículos limitados, cosas inencontrables, la sangre que circula por las venas del auténtico fan.
He estado en salones del cómic y en salones del Manga. Estuve en la tienda del Dr Who y en el museo Ghibli. Algo sé de perseguir mis intereses. Pero en el caso de Star Wars y de la SWC se ve una faceta maravillosa de la gente. Miles de fans expresando su amor con disfraces y dejándose fotografiar con niños y adultos, señores que se traen sus propios droides para competir en las carreras, sets originales y exposiciones llamativas. En la zona de comidas estás rodeado de twí’leks y mandalorianos, en una recreación inadvertida pero sorprendentemente fiel de la cantina de Mos Eisley. Una lección de diversidad que mataría del pasmo a un votante de Vox. Cuando lo peor de un sitio es la gente y lo mejor del mismo es la gente es que está pasando algo especial. Es como un campo de prisioneros de la felicidad. Y no lo digo por decir.
En la primera nave del ferial en la que haces cola, nos metieron a todos como sardinas en lata y mi hija pequeña nos preguntó: “¿No irán a gasearnos, verdad?”. Teniendo en cuenta que habíamos llegado por tren, aplastados, y que la peque había terminado de ver hace poco la peli del pijama de rayas, tenía cierta lógica.
Medios del Imperio
Se han celebrado 15 ediciones en 25 años, y tuvieron su origen en el lanzamiento de las precuelas. Y tienen una salud de hierro. Da igual lo que opine yo del evento, desde el año pasado la feria ya ni se molesta en ofrecer acreditaciones a los medios generalistas y se nutre de puro amor de fan.
De hecho, en esta edición se han incorporado las ‘HoloNet News Stages’, en las que la feria ofrece la posibilidad a podcasters, webs de fan y medios de ofrecer en vivo su programación. Quienes entran, se llevan una acreditación de Speakers que les da acceso a la cosa. El resto juraría que se pagan todos la fiesta, desde el primer cosplayer hasta el último Jedi. Y, honestamente, viendo el interés colosal en entrar al recinto, meter gratis a un puñado de periodistas que pueden criticar tus problemas de organización o tus películas, pudiendo utilizar ese espacio para medios extremadamente amistosos, es lógico. De los primeros en aprovechar esta ventaja fueron los amigos del podcast/blog La Fosa del Rancor, que pillaron hueco para hablar del 40 aniversario del estreno en España de El Retorno del Jedi. ¿Los organizadores prefieren eso, que va directo a su público, o a un señor de El País? Desintermediación pura en la época de la desintermediación.
¿Volvería a pisar una SWC? No lo sé. Reconozco que estoy extremadamente desconectado de la franquicia, especialmente porque, por buen narrador que sea (que lo es), la etapa de Filoni no deja de ser una validación y mejora de las precuelas. Películas que han conquistado a toda una generación pero no son mis favoritas. Sacan cosas que me gustan más y otras que no me llaman nada la atención. Pero mientras a mi mujer le gusten, seguiré sin desconectar del todo y pasando por la gran pantalla con ella. Lamento, eso sí, que mi hermano no haya podido acompañarnos a Londres y nos dejase antes. Carlos habría disfrutado de todo esto y se habría asegurado de meternos en cada lotería y en cada tiendecita. La parte de mí que sigue apegada a todo esto siempre tendrá más que ver con los afectos y la memoria sentimental.
Lo que tengo claro es que si vamos a Japón en 2025 iré preparado (y disfrazado) en condiciones, nunca a medio pulmón. Es para gente sin dudas y entregada a la causa, ya sea rebelde o imperial. Aquí no caben turistas. Si éste es el camino, en el camino hay cola. Da igual el reverso: o te entregas a la Fuerza o no merece el esfuerzo.