La verdad sobre el paro patronal de (algunos) transportistas
En el que, a título personal, ponemos los puntos sobre las íes, si bien nadie se acuerda de lo aburrido que puede llegar a resultar dicha actividad. Hemos actualizado con nuevos acontecimientos.
En los últimos días estamos escuchando hablar de una “huelga de transportes” que no es tal. De un paro del “sector del transporte” que no es tal. De reivindicaciones que ya se han satisfecho. Y hemos leído referencias bienintencionadas de mucha gente sensata que defiende de forma loable a los trabajadores del transporte sin entender a quién está apoyando en realidad. Así que empecemos por el principio.
Todo empieza con una situacion muy complicada que se vivió el pasado mes de diciembre. El sector del transporte, representado en el Comité Nacional de Transporte por Carretera (CNTC), sección Mercancías, convocaba un paro patronal y realizaba todo tipo de exigencias, muchas de ellas razonables y que formaban parte del catálogo de inquietudes del sector desde hacía mucho tiempo.
Con un paro patronal rondando nuestras cabezas como la espada de Damocles, se llegó a un acuerdo con el CNTC y se evitó el paro. Se logró gracias a un Real Decreto-Ley que recogía básicamente todas las grandes peticiones del sector. Una victoria para todo el mundo. Podéis consultar aquí todas las medidas que se concretaron. Creo que fue un proceso de negociación largo y complejo, en el que todo el mundo se comprometió y en el que, trabajando en temas muy complicados, se llegó a un acuerdo.
Los actores
¿Pero qué es el CNTC? Es importante entender su relevancia. El sector del transporte de mercancías está extraordinariamente fragmentado. Por ello, en 1987 se produce la creación de esta entidad, definida como una “entidad corporativa de base privada, dotada de personalidad jurídica e integrada por las asociaciones de transportistas y de actividades auxiliares y complementarias del transporte por carretera”. Se le atribuyeron a la ley funciones de orientar y armonizar los criterios de las distintas profesiones y sectores del transporte y de servir de “cauce de participación integrada del sector, en aquellas actuaciones públicas que le afecten de forma general, o que supongan una importante incidencia para el mismo”.
Para formar parte del CNTC, es necesario que las asociaciones profesionales acrediten su representatividad ante la Dirección General de Transporte Terrestre. La designación de los miembros del Comité Nacional se realiza democráticamente por las asociaciones. Es la “voz” oficial del sector y se encuentran representados todos tipos de empresas, desde pequeños autónomos hasta empresas de todos los tamaños. Su representación se obtiene con procesos reglados y viene de renovarse recientemente para el periodo 2022-2026.
El CNTC ha ido mejorando durante los años, especialmente en materia de representatividad, y tiene una ventaja fundamental: es un interlocutor único que recoge las sensibilidades de básicamente todas las asociaciones del sector y permite negociar las cosas de una sentada.
¿Con todas? No. La llamada ‘Plataforma en defensa del sector del transporte de mercancías por carretera’ que convoca la huelga no ha tenido nunca representatividad en el CNTC y nunca la ha querido.
Se ha escrito algo sobre su portavoz, Manuel Hernández, y sobre la propia plataforma. Pero es importante señalar un hecho ineludible, y es que son una entidad que está fuera de la interlocución formal con el sector. Esto puede parecer poco importante, pero cada vez que leas que el Gobierno “no quiere reunirse con los transportistas”, se está hablando de esto. Ha hablado con los transportistas con los que siempre ha hablado, incluso con los que le montaron paros en el pasado. Pero no fuera del cauce establecido.
En el momento en el que se negociase con un movimiento anárquico en sus formas, correrías el riesgo de desmontar el sistema vigente de negociación. Esto, probablemente, implicaría que cada vez que una asociación con unos cientos de camiones se quisiera lanzar a la calle sin hablarlo con nadie, podría hacerlo y exigiría lo mismo.
No voy a entrar en la politización de un movimiento que, en el mejor de los casos, tendría un alineamiento “caótico neutral” en una partida de rol. Pero tampoco hay que darle muchas vueltas para imaginar a quién benefician este tipo de movimientos fuera de cauces normales. El populismo siempre piensa que representa a la gente “de verdad” y menosprecia los mecanismos democráticos. Soluciones sencillas para problemas complejos.
Las declaraciones de Hernández sobre cómo son “apolíticos” expresa su forma de pensar con claridad: “A mí me da igual la ultraderecha, la ultraizquierda, el centro, arriba o abajo (...) Nosotros somos rotundamente apolíticos. Ni de ningún sindicato ni de ningún colectivo gubernamental, de esos subvencionados". Ser “apolítico” suena a rotundamente político cuando se expresa así, pero tampoco tenemos que imaginarnos cosas. Su portavoz en Asturias ha sido aún más transparente, llamando en una entrevista nazi a Zelenski (judío cuyo abuelo perdió a tres hermanos luchando contra los nazis) y defendiendo a Rusia. Ponedle la etiqueta que queráis a “ultra”, pero esta entrevista es con un “ultra”.
Son, además, muy partidarios de insultar al CNTC y de restarle importancia. Pero lo que no podemos olvidar es que el CNTC tiene 166.000 empresas de transporte censadas. 166.000 empresas, no camioneros. Un paro secundado por el CNTC sería imposible de abordar y tendría capacidad directa y absoluta de bloquear el país. No hablo de la situación actual, hablo de un parón absoluto. Lo que sí se logró impedir el pasado diciembre con el compromiso de todos hubiese sido poco menos que trágico. Varios órdenes de magnitud más grave de lo que estamos viendo.
Además, y esto no es baladí, Plataforma está recurriendo a las amenazas a los trabajadores (y sus familias), causando daños millonarios en las flotas de quienes quieren trabajar y con una sensación de impunidad que es bastante problemática.
Los motivos
Cuando se convocan paros es importante tener en cuenta los motivos de los mismos. ¿Por qué lo están haciendo?
Empezaré diciendo que la situación de los precios del gasóleo profesional es un problema indiscutible. Es un problema transversal que afecta a profesionales de todos los sectores e ideologías, dado su enorme peso en los costes de explotación de actividad. Si lo ampliamos a los “costes de la energía” en general, nos encontramos con una tormenta perfecta para la economía en la que están caras las materias primas, la energía y los combustibles. Justo cuando estamos saliendo de una pandemia y con el transfondo de una guerra en Ucrania que afecta los precios de determinados alimentos, así como a las cuentas de resultados de muchas compañías dispuestas a sumarse a las sanciones a Rusia.
Pero conviene recordar que en el acuerdo de diciembre ya se alcanzaron compromisos que obligan a los cargadores a pagar más a los transportistas y ajustar lo que pagan por el transporte en función las subidas del carburante. Este mecanismo de revisión de precios, que es extraordinariamente útil y debería haber resuelto lo peor de crisis, tiene un inconveniente. Estaba preparado para subidas, pero no estaba preparado para subidas tan rápidas, de manera que lo que cobran los transportistas se ajusta, pero no a la misma velocidad a la que suben los precios. De ahí la importancia de pedir un índice de referencia semanal, que el Gobierno ha aceptado.
Todo esto es un problema mayúsculo que requiere de soluciones. Las que se han presentado ya se habrían negociado igual con o sin paros de la Plataforma. De hecho, del análisis de las peticiones de la Plataforma se concluye que la mayoría ya se recogen en el Acuerdo alcanzado con el CNTC en diciembre del 2021 y que han sido materializadas a través del reciente Real Decreto-ley 3/2022, de 1 de marzo. Literalmente, están pidiendo cosas que ya tienen. Están intentando bloquear la economía para conseguir cosas que los verdaderos representantes de los transportistas ya negociaron con éxito.
Es el caso de la prohibición de la carga y descarga por parte de los conductores, la limitación del tiempo máximo de espera en las operaciones de carga y descarga, el control de las cooperativas de trabajo asociado, el control del cabotaje por parte de la inspección de transporte terrestre, o la inversión en seguridad en áreas de descanso.
El impacto
Como ciudadano, me parece regular que una plataforma que nunca ha querido interlocución con el Ministerio de Transportes Movilidad y Agenda Urbana, y que nunca ha querido tener representación en el CNTC, porque eso implicaría transparencia sobre cosas como cuántos miembros tienen en realidad, exija que se negocie con ellos. Cuando, literalmente, nadie sabe quiénes son exactamente como asociación. Son un misterio. Y tengo adjetivos en la cabeza para hablar de una organización misteriosa que se niega a formar parte de los canales oficiales y que afecta a los ciudadanos de forma directa, causando daños en la economía del país y en las vidas de la gente, recurriendo a la violencia cuando le conviene y clamando que representan lo más puro de cualquier esencia.
Sólo un detalle más. Es verdad que el Gobierno revisó las penas de cárcel el año pasado para los piquetes informativos en las huelgas. Pero en este caso, conviene insistir en que esto no es una huelga. Cada vez que alguien te diga que es una huelga, te está mintiendo. Cada titular que diga “huelga” es falaz. Se trata de un paro patronal y, como tal, quienes participan no tienen los mismos derechos de los que nos hemos dotado los españoles a la hora de ejercer el legítimo derecho a la huelga. No es un juicio de valor, es un hecho.
Si piensas que esto es una huelga de Transporte o que “el sector del Transporte” está en huelga, te equivocas. Es razonablemente fácil, en una situación de malestar, parar algunos centros logísticos con unos cuantos cientos de camiones. Pero las consecuencias de no buscar soluciones reales para el sector con los verdaderos interlocutores del Gobierno sería realmente catastrófica.
Cuando se llegue a las soluciones que todos deseamos y que el sector se merece, que nadie piense que la Plataforma tuvo nada que ver. Todo lo que se está negociando se habría logrado exactamenten igual sin ellos. No han formado parte de ninguna solución. Sólo han sido parte del problema.
The plot thickens!
(Actualización a 22/03/2022)
Después de la reunión mantenida el lunes 21 de marzo con los transportistas y tres ministras diferentes, se llegó a un acuerdo sobre el que podéis leer aquí. No es que yo crea que era bueno, es que lo creían también todas las asociaciones allí reunidas.
Algunas, eso sí, quedaron en defenderlo frente a sus bases. Fue el caso de Fenadismer, Fetransa y Feintra. Pocas horas después del acuerdo enviaron un comunicado conjunto en el que calificaron de “positivo” el acuerdo pero aseguraron que “la falta de concreción de las medidas por parte del Gobierno no permiten por el momento reanudar la actividad del transporte de mercancías por carretera, hasta tanto no sean detalladas las medidas urgentes y efectivas que requieren los transportistas para poder salir de la ruina en que se encuentran en la actualidad”.
En realidad, el texto no supone unirse al paro formalmente. Pero sí recomienda no reanudar la actividad. ¿Por qué han elegido frasearlo así?
A mi juicio, el problema de estas tres asociaciones es que han visto que una parte de sus bases sí han secundado a Plataforma en los paros. Quizá por esto, durante todo este tiempo, sin apoyar ni convocar formalmente el paro patronal, se han puesto bastante de perfil y tampoco lo han denunciado de forma expresa. Es una cuestión interna entre asociaciones en la que me niego a meterme. Y una respuesta nada sutil a la pregunta “¿por qué han tenido algún impacto los paros si Plataforma es tan pequeña?”.
Plataforma, por su parte, ha señalado que no va a desconvocarse el paro hasta que no les reciba “esa señora”, refiriéndose a la ministra de Transporte. Cosa que no va a pasar. No fuera del CNTC, que es el órgano de interlocución con las distintas asociaciones patronales.
¿Qué va a pasar a continuación? Veremos. Sigo optimista sobre la batería de medidas propuestas. Si sumas todo lo que se ofreció y otorgó en diciembre y todo lo que se ha planteado ahora, ves que se han satisfecho básicamente, legislación incluida, todas las grandes reivindicaciones históricas del sector en apenas tres meses. Mucho más de lo que hizo antes ningún gobierno de ningún signo.