Espaguetis
En el que hablamos de Rick Sánchez y su compleja relación con la vida y el suicidio. Si en algún momento necesitas ayuda, el Teléfono de la Esperanza es el 717003717. Contiene spoilers y nihilismo.
Es atrevido decirlo así, pero diría que Rick and Morty es la única serie para el gran público cuyo tema fundamental es el suicidio, la salud mental y la importancia de realizar mantenimientos preventivos de la conciencia a pesar de estar embarcados en una vida cada vez más compleja. Podría aceptar en un debate que, hasta ahora, el único tema a la altura de éste, o incluso por encima, había sido la narrativa en sí misma. Que era una serie básicamente sobre narrativa y sobre relatos. Sin embargo, en la séptima temporada la balanza se ha inclinado claramente.
La señal más clara de todo esto es el episodio ‘That´s a Morty’, el cuarto episodio de dicha tanda. Y uno de los más salvajes que han emitido.
La trama es sencilla. Rick descubre un planeta donde los suicidas, al morir, se convierten en deliciosos espaguetis. Rick alimenta de espaguetis a su familia. Su familia descubre de dónde proceden los espaguetis. Y todo se complica.
El episodio comienza con una escena en la que toda la familia está cenando. Los espaguetis lo llenan todo de salsa. No es agradable y está rodado de un modo casi grosero y un montaje rápido que nos hace suponer que las cosas no van a ir del todo bien. Cuando llega el momento de ir al laboratorio a por el segundo plato, Morty le sigue y descubre un cadáver en el laboratorio. Rick utiliza sus entrañas, con aspecto de espaguetis, para rellenar una fuente floreada. El ingrediente secreto, como en ‘Soylent Green’, son las personas.
Tras viajar al planeta de origen de la pasta, Rick explica a su nieto, con un delicioso cadáver enfrente, el origen de un sabor tan magnífico, exclusivo de la fisonomía local: “El cortisol aumenta el contenido de almidón en su torrente sanguíneo, transformando sus intestinos en un largo fideo de espagueti y los tejidos circundantes en un hematoma dulce y picante al que podríamos llamar boloñesa. Pero se necesita una cantidad considerable de cortisol, una cantidad que podríamos considerar “suicida”.
Curiosamente, es cierto que existe una correlación entre el cortisol y el suicidio (1), aunque no tan clara como se plasma en la serie. Dicho lo cuál, es otro planeta y una serie de animación, así que no vamos a ponernos exquisitos.
Aunque Rick considera que al tratarse de suicidas es una comida que no le provoca ninguna culpa, Morty quiere conocer a la gente a la que se ha estado comiendo. Tanto, que asiste al funeral de uno de sus atracone… personas. Rick cree que es morboso, pero acepta el chantaje. Si no se pliega a las exigencias de su nieto, terminarán las noches de espagueti.
Morty, como no podía ser de otra manera, termina hablando en el funeral de un tal Lawrence y explicando que se lo comieron y que estaba bien bueno. “Lawrence nos unió”, afirma mientras le graba con el móvil uno de los asistentes.
Al volver a casa, su familia coincide a regañadientes en que Morty hizo lo correcto pero, a la vez, amargó la noche de espagueti. “Primero el pulpo y luego esto”, afirma Jerry, haciéndome recordar el impacto de cierto documental en mi santa esposa.
Por supuesto, la grabación del funeral llama la atención de los habitantes del planeta 41-Kepler B. Invitado por la presidenta a probar más espagueti, procedentes de una donación consentida, a todo el mundo le queda claro que hay un amplio mercado para comercializar el producto. A 8.000 millones de personas, más o menos, les gustan los espaguetis. Y eso sólo en La Tierra.
Así pues, convierten a Morty en un embajador para la nueva empresa planetaria de espagueti. De hecho, en la reunión que mantienen en el despacho presidencial, se deja bien claro que el planeta espagueti sólo decide introducir entre sus habitantes el derecho a la eutanasia cuando puede sacar partido de la jugada. Saber que se ha comido a la persona con su consentimiento previo hace que todo sea más llevadero, confiesa Morty mientras el experto en marketing toma notas.
Así, Morty consigue devolver a la familia la noche de los espagueti mejorada. Son ¡espaguetis éticos! “Morty nos ha conseguido los deliciosos espagueti pero sin todas mentiras y nihilismo”, afirma Amber.
Rick, como buen cínico, sabe de inmediato lo que va a pasar. El nuevo producto de éxito enlatado, ya en las estanterías de toda la galaxia, ha tenido un coste. El planeta espagueti ha adaptado su producción a la nueva demanda. Se desanima a los terapeutas y se les ofrece un nuevo título universitario, y se intenta convencer a las familias de lo felices que harán a otros si se rinden a la nada.
En uno de los puentes de la ciudad han sustituido las barreras antisuicidios por mecanismos de enlatado para que no se escape ni un rico espagueti. “¿Adivinas qué hay en la radio? Me vas a decir que Enya todo el día (...) ¡Y han teñido el sol de gris institucional!”.
Cuando se le recriminan a la presidenta las nuevas políticas, hay motivos económicos para impedir el disparate. “Si paramos esto la cadena de suministro se quiebra y matas la economía global. ¿Cuánta gente sufriría entonces?”.
A partir de ahí, Morty pide a Rick que arregle la situación y éste propone una serie de disparatadas y cruelérrimas soluciones de ciencia-ficción, desde la producción de clones -infelices con el sistema y que lo hackean disparándose los unos a los otros-, con la producción de semihumanos sin cabeza, básicamente torsos cuya única capacidad es la de coger un cuchillo y acabar con su vida. ¿Es la solución? ¡No! De inmediato, se enfrentan los defensores de los derechos de los torsos con la asociación de consumidores que quiere tener sus espagueti de siempre. Vuelan la fábrica.
Ante la afección en la producción, vemos la invasión de aliens más triste que se recuerda. Básicamente, persiguen a la gente por la calle para intentar conseguir que se suicide.
Por supuesto, todo el mundo ignora las reiteradas sugerencias de Morty de invertir más en salud mental.
La solución final consiste en encontrar un último suicida en el planeta y convencerle de que abandone su envoltorio terrenal. Cuando lo hace, mientras Rick sintetiza el producto, también expone a todo el mundo los recuerdos de la vida de Fred -así se llama el gachó-. Con una versionaca del ’Live Forever’ de Oasis, vemos cómo ha sido su vida en un montaje emocionante. Menos de tres minutos de mermelada, amor, traición, pérdida y arquitectura que figuran entre lo mejor que ha hecho el equipo de Dan Harmon. El “quizá no quiero saber cómo crece tu jardín porque sólo quiero volar” tiene más sentido que nunca.
Cuando Fred muere, nadie quiere volver a probar los espaguetis. Vomitan sólo con pensar en ello.
—¿No ha sido por la muerte, verdad?
—Ha sido por la complejidad de la vida.
—¿Y cuál es la lección?
—Lo preguntas como si ésta fuese una historia sobre lo que es correcto y lo que no. La respuesta es que no me importa.
—¿Y qué hacemos entonces?
—Las células se consumen, Morty. La vida, en sí misma, está mal. Y eso significa que la muerte está bien. Pero no podemos ponernos de su lado. Así que sigues viviendo, aunque eso implique comer. Y Fred lo hizo realmente bien.
Rick coge con los dedos los espaguetis de Fred como el propio Fred metía los dedos en el bote de mermelada. La vida de unos es la muerte de otros, ya sea sólo una fresa o un suicida del planeta espagueti.
Cuando vuelven a casa, Morty sirve a su familia filetes Salisbury. Están deliciosos, y Morty cumple con la palabra que le había dado previamente a Rick. No intentará descubrir de dónde han salido.
Mantenimiento
Rick no sólo tiene un problema de salud mental, con un complejo de Dios justificado, un narcisismo patológico, una relación tóxica con casi todo su entorno y un historial de adicciones inacabable. Tiene en su haber al menos un intento de suicidio, apenas frustrado en el último segundo tras su última ruptura con Unity, con el ‘Do you feel it’ de Chaos Chaos adornando la escena.
Pero esa sensación de embotamiento, de bloqueo emocional, se repite de nuevo al final del E05S07, con la repetición del temazo ‘Look on down from the bridge’ de Muzzy Star. Ya la habíamos escuchado en otra ocasión, cuando Rick y Morty usurpan el lugar que hoy ocupan en la familia (2). En aquella ocasión, esa música se utilizó para mostrar a un Morty desubicado y perdido.
Rick, pese a todo, ha entendido la necesidad de acudir a terapia, y su gran diálogo con la doctora Wong, monólogo incluido, demuestra muchas de las lecciones que quiere enseñar la serie. Rick no se convirtió en pepinillo por diversión o para vender funkos. Lo hizo para no ir a terapia.
Dr. Wong: Rick, ¿por qué mentiste a tu hija?
Pickle Rick: Para no tener que venir aquí.
Dr. Wong: ¿Por qué no querías venir aquí?
Pickle Rick: Porque no respeto la terapia, porque soy un científico. Porque invento, transformo, creo y destruyo para vivir, y cuando no me gusta algo en el mundo, lo cambio. Y no creo que acudir a una oficina alquilada en un centro comercial para escuchar a algún agente de la mediocridad explicar qué palabras significan qué sentimientos nunca haya ayudado a alguien en algo. Creo que ha ayudado a muchas personas a sentirse cómodas y dejar de entrar en pánico, algo que valoramos en los animales que comemos, pero no es algo que quiera para mí. No soy una vaca. Soy un pepinillo. Cuando me apetece. Así que... fuiste tú quien preguntó.
Dr. Wong: Rick, la única conexión entre tu inteligencia incuestionable y la enfermedad que está destruyendo a tu familia es que todos en tu familia, tú incluido, usan la inteligencia para justificar la enfermedad. Pareces alternar entre ver tu propia mente como una fuerza imparable y como una maldición inevitable. Y creo que es porque el único concepto verdaderamente inaccesible para ti es que es tu mente está bajo tu control. Elegiste venir aquí, elegiste hablar, menospreciar mi vocación, así como elegiste convertirte en un pepinillo. Eres el dueño de tu universo y, sin embargo, goteas sangre y excrementos de rata. Tu mente enorme está literalmente vegetando por tu propia mano. No tengo ninguna duda de que te aburrirías hasta la saciedad con la terapia, de la misma manera que yo me aburro cuando me cepillo los dientes y me limpio el trasero. Porque lo que tiene reparar, mantener y limpiar es que no es una aventura. No hay forma de hacerlo tan mal que puedas morir. Es sólo trabajo. Y en última instancia, algunas personas están bien yendo a trabajar, y algunas personas, bueno, algunas personas preferirían morir. Cada uno de nosotros elige.
Toda la serie nos muestra a un Rick que, a ratos, quiere tener cien episodios más con su nieto y vivir aventuras autoconclusivas que le hagan olvidar su continuidad, esa maldición de la que intenta escapar. Pero que, también a ratos, quiere perseguir a los causantes de su dolor y matarlos a puñetazos, sabiendo que su final puede llevarle más cerca del final de la serie. Entre medias, se debate entre el alcohol, el nihilismo y la muerte. Para Rick, la vida es la serie y la muerte, una opción para él o la cancelación del show. Cerrar tramas es una forma como otra cualquiera de prolongar la complejidad de su existencia. Las historias autoconclusivas le protegerán.
Incluso cuando juega al videojuego de ‘Roy, una vida bien vivida’, Rick opta por no volver a la tienda de alfombras al superar el cáncer, saca a Roy de la sociedad, sin número de la seguridad social y le hace vivir aventuras. Sin mantenimiento, sin trabajar.
Llevo años diciendo que estamos ante la serie de una generación. Llegaste por la parodia de Regreso al Futuro y te quedaste por las reflexiones sobre la narrativa y la vida.
Nosotros no podemos ser Rick. No debemos, incluso, pero sí está en nuestras manos esquivar a Jerry, ser el mejor Roy o el mejor Fred que podamos y acabar la partida como nos dejen.
Y si al final del camino la elección que me dejan está entre o bien perderme a mí mismo y sufrir sin límite, o bien convertir mis entrañas en rico espagueti, podéis hincharos a mi costa. Si soportáis el sabor de una vida tan sencilla y complicada como cualquier otra.
Rick y Morty no proceden de la misma dimensión y ninguno vive en su dimensión natal. La historia es complicada. Cuando Rick Prime ofreció el camino del portal interdimensional a Rick C-137 (“nuestro” Rick), éste rechazó seguir ese camino y prefirió quedarse con su mujer, Diane, y su hija Beth. Rick Prime le castigó matándolas. Nunca existió en su universo un Morty o una Amber. Tras toda una vida persiguiéndole y en la resistencia, “nuestro” Rick terminó ocupando el lugar que había abandonado Rick Prime y ocupando su lugar en la familia. Así empieza la serie, en realidad. “Nuestro” Morty Smith es, canónicamente, el Morty de Rick Prime. Cuando la dimensión prime colapsa por el virus Cronenberg, nuestros protagonistas ocupan otro lugar en una dimensión cualquiera. Mientras, los Jerry, Beth y Amber que sobreviven en el mundo Cronenberg son la familia de Rick Prime. La misma que conocimos en las dos primeras temporadas de la serie.