Cómo construir un monopolio intocable que cien años dure
En el que ofrecemos una receta basada en un éxito probado pero que no recomendamos a nadie con escrúpulos, buen corazón, empatía y bondad en general.
Esta receta sirve si te importa más el dinero que la sostenibilidad, más el poder que la responsabilidad, más tu chiringuito que la sociedad y si estás dispuesto a hacer lo que sea para ser el puto amo. ¿Tienes una colección de citas de Tony Montana en el cabecero de tu cama? Así me gusta. Que nadie subestime tu codicia. ¿Quieres jugar? Muy bien, juguemos. Pero quede claro que no nos referimos a ninguna industria ni empresa en concreto, por supuesto. Darse por aludido es malsano.
El origen del monopolio
Lo ideal es hacerlo en tiempos pretéritos. Preferiblemente, utiliza servicios generados por empresas que sí los hayan generado a riesgo y ventura. Cuando ya funcione la cosa, utiliza a algún dictador fascista para cimentar tu control sobre ellos. El fascismo adora decirle a la gente qué debe consumir, cómo y cuándo.
El fascismo, además, cree en el capitalismo sólo cuando es de amiguetes. El libre mercado beneficia a la gente que empieza a montar sus negocios en un garaje y es menos gratificante para quienes lo hacen en una montería, como Jaume Canivell. Lo que gusta de verdad al buen dictador es tener una gran empresa en cada sector, potente pero a su servicio.
Intenta tener, por ejemplo, un modelo de concesiones con pliegos diseñados a medida que te garanticen no sólo ingresos a larguísimo plazo, sino que además obliguen al Estado a compensarte si no alcanzas los objetivos o porque patatas. Es especialmente importante que engañes constantemente al Estado sobre cuáles son tus costes reales para llevarte más euros a la buchaca. ¿Han caducado hace veinte años? Lo mismo da.
Siempre citando a Tony: “¿Sabes qué es el capitalismo? ¡Que les jodan!”
Compra a tus rivales
Un monopolio no se consolida sin controlar a tus rivales, amigo mío. Una buena forma de hacerlo es comprar a todos aquellos enemigos que tengan un garito como el tuyo, pero en otras zonas o mercados. Crece todo lo que puedas a base de adquirir empresas muy pequeñas. Con el tiempo, no necesitarás ni comprarlas de verdad. La mera esperanza de ser adquiridas algún día ya les valdrá. Recuérdalo: El listo eres tú. Ellos son pardillos sin ambición.
¿Quién armó esto? ¡Tú! ¿En quién confías? ¡En ti!
Crea un ecosistema de repartir migajas
Ningún gran monopolio surge sin un ecosistema en el que tú mandes y el resto obedezcan. No puedes ser el único ave de corral, pero puedes garantizar que tú eres el único gallo y los demás, gallinas. ¿Te imaginas que las gallinas pudiesen irse con otro gallo? Así no hay quien trabaje. Sólo quieres lo que mereces. El mundo y todo lo que hay en él.
Consigue que tus posibles rivales, que ahora son pequeñitos, dependan siempre de ti. Asegúrate que les repartes suficiente negocio para seguir gestionando la miseria, pero nunca lo bastante como para que se conviertan en una amenaza.
No le importes a nadie, sólo a los pobres
Para controlar un mercado importante es preferible que no le importes a nadie. Busca un negocio al que sólo recurran trabajadores, gente con pocos recursos y jóvenes. Gente que no protesta y que no sabe siquiera que los estás tangando. Porque las cosas siempre han sido así. No es nada que vaya a salir en Informe Semanal o que vaya a obligar a Carlos Tamayo a disfrazarse. Que todo lo malo que hagas sea tan sutil que no le parezca mal a casi nadie.
Si sólo perjudicas a gente sin voz, nadie te chistará nunca.
Aléjate de los medios, a menos que ya te la sude todo un poco y te quieras dedicar a patrocinar a influencers pegándose o a estrellas de rock de cuando eras joven. Una vez que ya tengas todo atado y bien atado, y tu patrimonio personal alcance los cientos o miles de millones, ya te podrás dar algún capricho.
Alcanza posiciones clave en las administraciones
¿Sabes lo que viene realmente bien? Controlar posiciones clave en las Administraciones Públicas. Funcionarios a los que pagues en dinero o, aún más barato, en promesas o influencia. Gente que mande mucho en lo suyo, pero poco en general, y que pueda llevar siempre el agua a tu molino a cambio de tenerlos siempre lubricados. Descubre cuál es su lubricante y no te cortes a la hora de aplicarlo. La honestidad es algo a evitar a cualquier precio.
Trampea
¿Ves que se avecina un cambio importante que te perjudique? Intenta asegurarte cosas antes de que llegue un nuevo ministro que quiera cambiar cómo funciona todo. Aquí es donde debes aplicar todo el trabajo de zapa que hayas hecho durante los últimos años. Cóbrate cada favor a cada mandamás. ¿Has aportado algo en algo personal de alguno de los gerifaltes? Mejor que mejor. No te cortes. Mejor pedir perdón que pedir permiso.
Sabrás que has tenido éxito cuando hasta tus rivales más persistentes hayan decidido dedicarse a cosas mucho más difíciles sólo para huir de tu esfera de influencia.
Consigue que haya gente que piense de verdad que eres la solución
Como no le importas a nadie, puedes inventarte mierdas contra la poca gente que protesta sobre lo que estás haciendo. Olvida el pudor más elemental. Si tienes que hacer que tu marca rime con “noticia falsa”, a por ello. Utiliza argumentos de mentira. Uno muy bueno, si pones cara de mucha pena, es que todo lo que haces para megaforrarte es, en realidad, por la “España Vaciada”. Es muy importante que nunca uses el concepto de verdad, el de Sergio del Molino, de “España Vacía”. Consigue que la misma gente a la que robas con precios disparatados por las cosas que sí usan termine luchando por ti por cosas que les dan igual.
Engaña a todo el mundo. Miente. Cuenta milongas. Como hemos dejado claro que lo que haces no perjudica a nadie con dinero, y los pobres no alzan la voz, puedes decir lo que te venga en gana. Eso, básicamente, ayudará a quienes te apoyan en las altas esferas a justificar por qué no se abre el mercado..
La derecha más carcunda te apoyará porque eres el más grande y, como hemos dicho, les flipa tener un gran capitalista cerca. Alguna izquierda, la que sólo cree en la economía dirigida, también se tragará tus mandangas. Aleja a la gente que crea en las indiscutibles ventajas del libre mercado a la hora de formar precios, a las personas que transforman a lo grande, a la CNMC y a los investigadores universitarios. Son el enemigo. Imagina que descubren que tu chiringuito hace más pobres a los usuarios y que tienes los precios más caros del continente. Y no nos referimos a la antigua Carrefour. No lo permitas.
Invéntate que si no estás tú, la competencia será un monopolio
¿Sabes lo que sería ya la leche? ¿Te imaginas tener un monopolio y decirle a la gente que si te lo quita CORRE EL RIESGO DE QUE EXISTA UN MONOPOLIO? ¡Ésa es la cuadratura del círculo! Persigue el sueño. No te cortes. Tienes que dedicarte a soltar falacias como Lladó reparte los deberes de burpees. Es la clave del éxito.
Si tienes que mentir, hazlo a lo grande. Para ser el C3 de la verdad, mejor conviértete en el lambo de la mentira.
No permitas que nadie te corrija
¿Te surje un rival que dice que las cosas deberían ser de otra manera? Todo tiene solución. ¿Tienes un medio de comunicación un poco oscuro dirigido por un amiguete? Que suelte burradas. Las que sean. Ataca sin piedad a quienes quieren entrar en TU mercado. ¿Tienes que recurrir a cosas personales que no tienen nada que ver con el negocio? Hazlo. En realidad, todo es personal. Todo es negoci y esos cabrones quieren quitarte lo que es tuyo. ¿Qué es lo peor que le puede pasar? ¿Que manden burofaxes al medio que has utilizado de pantalla para corregir tanta patraña? Tu difama, que algo queda. Y que el riesgo legal se lo coma tu colega.
Ten un mamporrero
No debatas nunca, mantente oculto, no permitas el diálogo directo jamás. Recuerda: vives en las sombras. Que tu empresa se quede al margen. Es mejor que pagues cientos de miles de euros a un señor del que puedas decir que “representa al sector”, pero que sólo te represente a ti. Si en algún momento del día piensa en alguien que no seas tú, quítatelo de encima. Eres más importante que su mujer, nunca lo olvides.
Es muy importante que quien te represente lleve corbata o que, incluso cuando no la lleve, parezca que sí. Y si tienes los huevazos de hacer que tenga pinta de haber podido interpretar al conde Drácula en una peli de la Hammer es que estás arribísima y ya te da todo un poco lo mismo.
Enhorabuena por la desfachatez. Eres el master del monopoly.